De esta manera, la familia de banqueros se volverá a reunir en la casa donde Carmen ha pasado buena parte de sus veranos y donde ya se han casado algunos de sus primos, como Daria Botín, con Aymon Brunel, en 2021, y Emilio Botín, con Victoria Hermosilla, el pasado mes de marzo. Además, en la capilla se encuentra enterrado su abuelo, Emilo Botín.

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Carmen Ballesteros Botín elige a un farmacéutico de Maliaño para pasar por el altar

Leticia Mena

El diseño del vestido de novia, como es tradición, es uno de los secretos mejor guardados. Sin embargo, alguna pista dio en una entrevista a Hola!, cuando confesó que su máximo referente de estilo es su abuela materna: «Me encanta la elegancia que tiene mi abuela Paloma, siempre va bien vestida para la ocasión».

Sin duda será una de las bodas más llamativas de 2024, dada la procedencia de la novia. Su padre, el fallecido Severiano Ballesteros, sigue siendo un máximo referente mundial en el golf. Y su madre, gran amante como su hija de este deporte, pertenece a una de las familias de la banca más importantes del mundo.

Detalles como quién será su padrino aún no se han revelado, pero existe muchas posibilidades de que sea uno de sus dos hermanos quien la lleve hasta el altar: Javier o Miguel (el primero es el presidente de la Fundación Seve Ballesteros y el segundo, vocal de la misma).

Por su parte, el novio, Juan Diego, es farmacéutico en Maliaño, aunque vive en Santander. Su relación, más allá de la amistad, comenzó hace siete años, se rompió y se volvieron a juntar hace casi uno. Estaban esperando a que el destino les juntara de nuevo.

El chaqué del novio podría ser negro o gris (si se atiende estrictamente al protocolo, la mejor opción sería la primera), pero el pantalón, inapelablemente debe de ser de gris con rayas. El único toque de color que le está permitido al novio es en la elección del chaleco. Los zapatos, siempre tipo Oxford, en color negro, de cordones.

Y lo más esperado tras la ceremonia será, sin duda, el aperitivo, seguido de la comida o cena, y para rematar, la gran fiesta. El marco estará a la altura de tan esperada boda: el monumental jardín, llamado ‘de Winthuysen’, debido a este pintor y paisajista sevillano, quien lo proyectó en los años 50.

Los invitados se deleitarán entre especímenes poco habituales en el norte de españa, como la metasequoia, de origen chino, las sequoias americanas, los castaños de indias, los cedros del Líbano, el tejo irlandés, un eucalipto plantado en 1867. Destacan los autóctonos y los del territorio nacional, tales como los plátanos, las encinas, las magnolias, y los pinsapos o abetos, entre otros muchos. Además, el jardín contiene una serie de elementos decorativos, como por ejemplo, esculturas, puentecillos, o un impluvium. Esta boda no dejará indiferente a nadie.