El arquitecto francés Fréderic Druot presidió el jurado que premió a la ‘Gaboteca’, como algunos la llaman, que destaca en su fallo como el edificio «actúa a escala de la ciudad, contribuyendo a la transformación del barrio, abriéndose como un nuevo espacio público exterior e interior».

El fallo resaltó también la «meticulosa atención a los detalles» del funcional edificio alzado entre los populares y populosos barrios de Sant Martí de Provençals y La Verneda, alejados del corazón de la ciudad, de las Ramblas o el barrio Gótico siempre atestados de turistas. Ha dinamizado y cambiado la faz arquitectónica de un barrio obrero de viviendas sociales del desarrollismo tardofanquista. A su escala, ha tenido en el barrio efecto que el Guggenheim en Bilbao.

Hay que salir del circuito de la Sagrada Familia, el Parque Güell, la Pedrera o la más moderna torre Glòries de Jean Nouvel para llegar a la biblioteca. Pero igual que los autobuses con turistas japoneses recalan en estos lugares, los hay que llegan a la ‘Gaboteca’, un nuevo icono con volúmenes cúbicos en su exterior. Los ‘biblioturistas’ se pasean por sus luminosas salas que comparten estudiantes y jubilados para hacer vídeos que suben con júbilo a Tik Tok o Isntagram.

Su nivel de ocupación es acorde a la calidad y el atractivo de sus instalaciones. Una asistencia constante y masiva desde el día de su apertura, que generó entusiasmo el un barrio obrero «que llevaba años esperando algo así», según Sevillano.

Los arquitectos quisieron crear «un salón urbano» sin la menor solemnidad. Tuvieron muy presentes las demandas de una biblioteca en la era digital, con la mayoría de sus jóvenes usuarios armados de ordenadores y móviles, que demandan talleres de sonido e imagen. Tiene hemeroteca, estudio de radio Macondo, zonas de encuentro y asueto para una lectura más relajada con ambiente de ‘chill out’, rincones alfombrados, butacas, sillones colgantes, pufs, hamacas muy solicitadas para tumbarse a leer y gradas de madera en la zona infantil.

La madera es la materia primordial del acogedor, luminoso y confortable edificio de 4.000 metros cuadrados en seis niveles y con ADN popular. Su estructura evoca una desordenada pila de libros y las grandes vidrieras dejan colarse la luz a raudales, con una sensación de amplitud mayor en el interior que en el exterior. Sus diseñadores lo presentan como un ‘Palacio para el Pueblo’, según la definición del sociólogo Eric Klinenberg para los equipamientos o espacios públicos que, además de funciones específicas (cultura, salud, educación, ocio...) son infraestructuras de proximidad y cohesión social.

Las obras comenzaron en 2019 en un anodino solar entre las calles Concilio de Trento y Treball. Su nacimiento fue «un parto difícil», cuentan los arquitectos, que en plena pandemia trabajaron en el proyecto desde Madrid, a 700 kilómetros, y con la consecuente crisis logística que martirizó a proveedores y constructores.

Abierta en mayo de 2022, las recompensas harían olvidar pronto las dificultades. En agosto de 2023 se convirtió en la mejor biblioteca del mundo, y a finales de año ganó el Premio FAD de Arquitectura e Interiorismo al que ahora se suma el premio Mies van de Rohe. Ya la han llamado ‘el Guggenheim de La Verneda’ en alusión al barrio olvidado por las administraciones y que el nuevo espacio para la cultura ha revitalizado.

Un busto de Gabriel García Márquez preside el espacio dedicado al escritor colombiano y premio Nobel 1982, que vivió en Barcelona entre 1967 a 1975, si bien lo hizo en el acomodado y lejano barrio de Sarriá. «La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla», se lee en la fachada de la biblioteca. Es un pasaje de ‘Vivir para contarla’, las memorias de de Gabo.

La Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA) y Systematic la eligieron como mejor biblioteca pública de 2023 por delante de la Janez Vajkard Valvasor Krškov Public Library (Eslovenia), la City of Parramatta Library (Australia) y la Shanghai Library East (China).

Por primera vez el prestigioso galardón recaía en biblioteca del sur de Europa y muy pequeña, solo 4.000 metros cuadrados frente a gigantes como la Missoula Public Library (EE.UU.) con 10.000 metros, la Deichman Bjørvika (Noruega) con 13.500 y la Oodi Helsinki Central Library (Finlandia) con 18.000, galardonada en años anteriores.

El mismo jurado otorgó el jueves al pabellón del campus de la Universidad Técnica de Braunscheweig (Alemania), obra de los arquitectos Gustav Düsing y Max Hacke, el Premio de Arquitectura 2024. Ambas obras fueron seleccionadas de una lista de 362 proyectos de 38 países. La ceremonia de entrega de premios tendrá lugar el 14 de mayo en el Pabellón Mies van der Rohe de Barcelona.